viernes, 27 de enero de 2012

Homilía de Mons. Lugones el 24 de enero, fiestas patronales de Lomas


Fiesta Patronal de la Diócesis de Lomas de Zamora
 Nuestra Señora Madre y Reina de la Paz


La reseña histórica nos dice que en el año 645 la Santísima Virgen se apareció a San Ildefonso, arzobispo de Toledo, (España), sentada en la cátedra episcopal. En 1085 se le dio el nombre de Nuestra Señora de la Paz. En 1860 el pueblo argentino, castigado por luchas internas, le erigió un santuario en Lomas de Zamora. En 1957 al crearse la diócesis Pío XII la nombró patrona.
            Esta hermosa imagen de nuestra patrona se nos muestra sentada en la cátedra, lugar del que enseña, de aquí también el término catedrático, catedral, la que posee la cátedra. Y ella está como buena madre con el Niño en su regazo. Pero si observamos no lo tiene junto a sí, sino como mostrándolo, ofreciéndolo, entregándolo, a quien lo quiera recibir.
            Sus ojos levemente inclinados, con un dejo de sorpresa, están abiertos mirando al Niño y mirando al mundo, hacia la tierra. Y la escritura en el Cantar diseña su mirada tomando vuelo:

Que hermosa eres, amada mia, tus ojos son palomas…

            Sus cejas levemente elevadas, con algo de sorpresa, tal vez por lo que contempla de nuestro mundo, en nuestras familias, en nuestra comunidad, en nuestra sociedad…  
            Sus labios levemente entreabiertos, en actitud de oración, figura de Ana en el templo, dice el libro de Samuel: que movía Ana los labios sin expresar ninguna palabra, pues oraba con su corazón.
            La mano izquierda sostiene al Niño, con delicadeza, sin apretar dando libertad, tal vez esta libertad de espíritu que necesitamos como hijos de Dios para abrirnos verdaderamente al amor; y la derecha sostiene el ramo de olivo, pero no ciñéndolo sino sólo con algunos de los dedos de su mano lo sostiene, como cuidando la ramita frágil que representa la paz, esta paz que imploramos para los corazones heridos, para los que sufren, para los que están cerca, para los que están lejos.
            El pie derecho hacia delante está en posición dinámica, de movimiento, adelanta el pie el que se va a poner en movimiento, del que no esta apoltronado sino dispuesto a andar, a ser enviado, a misionar.
Levántate amada mía hermosa mía y ven. …aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola… paloma mía muéstrame tu rostro, déjame oir tu voz, porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante
            Sobre su cabeza luce la corona. Nosotros la hemos proclamado Madre y Reina de la Paz.
Les decía el día de su coronación el 22 de agosto de 2010:
 Ella sabemos que no necesita de coronas materiales, pero nosotros como hijos suyos, que nos movemos desde  el sentido, necesitamos el  gesto que nos ayude a contemplar a la Madre y Reina, para que se proyecte este gran deseo, de que verdaderamente: reine en nuestros corazones, queremos con este gesto que María reine en nuestros corazones, y que reine como Señora de la Paz; que nos ayude a cada uno a ser un poco más justos cada día.
            Nómada como tú, Madre y Reina, pon en nuestro corazón una gran pasión por llevar el Evangelio a todo hombre. Madre caminante como tú, llénanos de ternura hacia los necesitados. Y haz que no nos preocupemos más que presentar a Jesucristo, como hiciste tú con los pastores, con los magos de oriente y con otros mil anónimos personajes que esperaban la redención.
            Santa María Reina de la paz, que seamos una Iglesia misionera, que partamos el pan de la Palabra a todo hermano; especialmente, a los que se sienten más lejos. Auxílianos en nuestro deseo misionero, restaura nuestro cansancio, protégenos de todo peligro, especialmente el de la prepotencia, la comodidad y el promocionarnos a nosotros mismos, que es una forma de mundanidad espiritual.
            Santa María haznos testigos de la alegría, de esa alegría sencilla de los que caminan el barrio y se sientan a perder el tiempo con el anciano, el débil, el sufriente, de los que se convierten en ministros de la escucha del adolescente crispado y del joven sólo, de la mujer golpeada o abandonada y del que no cuenta para nuestra eficiente sociedad indiferente. Que ante lo urgente de la caridad nos parezca pobre nuestra generosidad y lenta nuestra acción con los caídos del camino.
          En este dia te ofrecemos Madre nuestra diócesis, queremos convertirnos en una “Iglesia abierta solidaria y misionera”, pero para alcanzar esto necesitamos hacerlo juntos, danos un espíritu de comunión y entrega.
            Te ofrecemos nuestra tierra, el agua, que da la vida, el aire que nos permite respirar, frutos de la creación y que hoy vemos tan  desvastados, danos conciencia de que el ser humano “es señor, administrador y responsable de la tierra, pero ordenado en esta relación por los dos mandamientos fundamentales que el mismo Jesús nos enseñó: el amor a Dios y su dependencia como criatura  y el amor al prójimo que implica la fraternidad y la solidaridad para compartir la creación”[1].
            Te ofrecemos nuestras familias, tómalas bajo tu cuidado, te ofrecemos nuestra patria, líbranos de las contiendas estériles y de la desigualdad social, que genera violencia e inseguridad, te ofrecemos nuestro pueblo que te quiere y te ruega: ayúdanos a respetarnos un poco más, a querernos un poco más y a crecer como mujeres y hombres para los demás.

               
Mons. Jorge Lugones sj
Obispo de  Lomas de Zamora

Lomas de Zamora,
24 de enero de 2012.-